Os cuento que mi
estancia en Brasil ha sido verdaderamente maravillosa. Me he encontrado con una
Iglesia Joven, con problemas, pero con mucha esperanza en el Señor. Como
algunos sabéis he estado impartiendo un curso sobre el contenido de la
esperanza cristiana (Escatología) y participando en los exámenes de fin de
estudios de los alumnos de la Facultad de Teología Católica en Cuiabá. Se trata
de un centro de estudios en el que se preparan los alumnos de las distintas
diócesis de Mato Grosso, un territorio igual de grande que España que se
encuentra en el oeste de Brasil, junto a la frontera de Bolivia.
Quiero desde estas
líneas agradecer vuestra oración y pediros perdón por los trastornos que mi
ausencia haya podido causar a la parroquia.